La temperatura
Es una medida del calor que tiene un cuerpo. Para determinarla se utilizan los termómetros, instrumentos basados en algún fenómeno físico cuantificable que brindan una medida objetiva de la temperatura (el fenómeno más utilizado es el de la expansión térmica). Por el contrario, nuestras sensaciones son subjetivas, poco exactas y difícilmente repetibles. Por esta razón, ya en un primer análisis, llama la atención que se haya propuesto cuantificar la sensación térmica.Todos hemos experimentado que la sensación de calor o frío no sólo depende de la temperatura sino de otros factores. Si la temperatura es baja y además sopla viento, la sensación de frío es mayor; si la temperatura es alta, un ambiente húmedo aumenta la sensación de bochorno. Creo que todos estamos de acuerdo con esto, pero desde hace algunos años se hace referencia a la sensación térmica en forma cuantitativa. Es decir, se pretende determinar lo que las personas sienten con precisión en términos de una temperatura equivalente, lo que a diario se nos informa por la radio y la televisión.
La vieja y la nueva sensación térmica
La idea de cuantificar la sensación térmica se remonta a la Segunda Guerra Mundial. En el Ejército de Estados Unidos surgió la preocupación sobre el efecto que el frío intenso tenía en sus soldados, en particular por la acción del viento sobre las partes del cuerpo expuestas a bajas temperaturas. Los meteorólogos comenzaron a usar esta idea en los años setenta. Para cuantificar el enfriamiento por el viento se utilizó un recipiente cilíndrico con agua a 33 ºC. Se determinó el calor perdido por el cilindro en función de la temperatura ambiente y la velocidad del viento. De esta manera se obtuvo una tabla mediante la cual se establecía la sensación térmica. Los valores así calculados son los que usted ha estado recibiendo a través de los medios hasta hace muy poco. Efectivamente, en un día frío nuestro cuerpo pierde más calor, no sólo cuanto más baja es la temperatura ambiente sino también cuanto mayor es el viento. El viento sobre nuestra piel favorece la transferencia de calor y también la evaporación del sudor. Como consecuencia las pérdidas de calor son mayores en función de la velocidad del aire, lo que resulta en una mayor sensación de frío.- La sensación térmica depende de nuestra altura.
- La sensación térmica depende de la forma de nuestro rostro.
- La transferencia de calor entre la piel y el ambiente depende de numerosos detalles (por ejemplo, las cosas cambian si usted es pelado o si tiene barba).
- La sensación térmica depende de la velocidad con la que usted camina (hay diferencia si usted corre o se queda quieto).
- La transferencia de calor de la piel humana depende del individuo.
- Como seguramente usted ha experimentado, en días fríos conviene transitar por la vereda del sol.
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